El Juzgado Federal N° 2 de Lomas de Zamora recientemente dispuso el procesamiento de 54 agentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) po...
El Juzgado Federal N° 2 de Lomas de Zamora recientemente dispuso el procesamiento de 54 agentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) por los delitos de imposición y omisión de evitar torturas, entre otros. En la causa, se investiga una secuencia de hechos concatenados que tuvieron lugar entre el 9 hasta el 13 de junio de 2019 en el Módulo III, pabellón B del Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza, provincia de Buenos Aires.
Todo comenzó con un reclamo colectivo de los detenidos en ese espacio de alojamiento, suscitado a raíz de una decisión de la agencia penitenciaria que modificó de forma intempestiva y arbitraria el régimen de visitas.A raíz de esa medida de fuerza, que incluyó la quema de colchones y su colocación en la puerta de ingreso al pabellón, las autoridades del módulo convocaron a la conformación de un “cuerpo de requisa extraordinario” integrado por la División Control y Registros, el Grupo Especial para la Resolución de Conflictos (GERI) y el Grupo Operativo Anti Siniestros (GOAS).
Cuando consiguieron ingresar al pabellón, los agentes de esas diversas secciones condujeron a los detenidos a replegarse hacia el fondo del pabellón, dónde los apilaron unos encima de otros mediante la modalidad de tortura conocida en la jerga como pila humana.
Una vez reducidos en esa posición, y sin que los detenidos opusieran ya ningún tipo de resistencia, los agentes los golpearon con palos y patadas, les arrojaron gas pimienta en los ojos y dispararon con escopetas a corta distancia directamente contra los cuerpos, ocasionándoles diversas lesiones a varios de los presos. Asimismo, ante el avance violento de los grupos del operativo, algunos se encerraron atemorizados en una celda. Sin embargo, un grupo de penitenciarios comenzó a arrojarles gases, provocando que dentro de la celda los detenidos tuvieran dificultades para respirar.Luego, los alojados en el pabellón fueron requisados y encerrados en sus celdas. Al día siguiente, las autoridades del módulo decidieron someter a los detenidos a un régimen de sectorización, consistente en el encierro constante que solo era interrumpido por recreos de distinta extensión a los que los dejaban acceder divididos en grupos.
En ese contexto, prácticamente no recibieron agua ni alimentación durante casi cuatro días, y durante ese lapso tampoco se realizó limpieza en el pabellón, dejando a los detenidos sin luz artificial. A su vez, piletas, lavamanos e inodoros permanecieron tapados, duchas sin flor y ventanas de las celdas sin policarbonato a pesar de encontrarse en periodo invernal.
Ese régimen de aislamiento prolongado y condiciones inhumanas recién culminó el 13 de junio, en virtud de la intervención del Sistema Interinstitucional de Control y Seguimiento de control judicial de unidades carcelarias (creado en la órbita de la Cámara Federal de Casación Penal), que ese día estaba realizando una inspección en el Complejo.
En el marco de una exhaustiva investigación llevada a cabo por la Fiscalía Federal N° 2 del fuero, se logró la identificación e imputación de los funcionarios responsables por los diversos segmentos que conformaron los hechos.
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